AUSTRALIA: NO HAY NADA COMO AUSTRALIA

 “There´s nothing like Australia”. Esa es la frase que utilizan los responsables de Turismo en Australia. Y no puede ser más verdad. Australia es todo un mundo en un continente aislado. Mil lugares en Australia y todos inolvidables. He estado tres veces en Australia. Y espero volver.

Tal vez Sydney sea la ciudad más bonita del mundo. Si añadimos el adjetivo de estilo arquitectónico occidental, la frase toma visos de ser absolutamente real. Y Melbourne no le va a la zaga. Es otra ciudad sobresaliente, y con unos alrededores espectaculares. Y la Gran Barrera de Coral, de la que todo el mundo ha oído hablar. Pero Australia es mucho más que eso. Es la gran desconocida. Que sensación tan increíble conocer Kangaroo Island, una pequeña isla al sur del continente, donde la fauna australiana convive con el hombre en total libertad. Y el norte, la zona de Kakadoo, donde los aborígenes dejaron parte de su legado, entre bellas cascadas y lagos de aguas cristalinas. Pero tal vez el lugar más inolvidable es Uluru. El desierto rojo me deparó uno de los atardeceres más bellos que he vivido. Y he vivido muchos. Recuerdo con una copa de vino en la mano (el extraordinario syrah australiano), como el sol nocturno reposaba sobre el horizonte, a punto de abandonar la escena, y en el firmamento un color rojizo relampagueaba vivo e intenso, pareciendo salir de lo más profundo de Uluru. Tal vez de su misma alma, porque en ese momento, Uluru parecía un ente vivo. Los aborígenes que habitaban allí, así lo decían: Uluru es un ente vivo. Poco a poco el sol desaparece, y las estrellas empiezan a aparecer pálidas y remotas en un cielo que lentamente oscurece. La noche por fin se adueña del firmamento y la luz del sol desaparece por completo, pero una suave claridad se adueña del cielo. ¿Por qué? Porque ante mis ojos se muestran inmaculadas imágenes de inmensos bosques de estrellas. Respiro profundamente y me siento muy agradecido de haber vivido un momento imborrable en la mente de un viajero: un atardecer en Uluru.

Si. Australia emociona. Y mucho. Pero el tiempo es finito, y hay que escoger entre tanto lugar extraordinario.

Un viaje que recogiera lo esencial (lo esencial para mí, obviamente), debe recoger Sydney, Melbourne, Uluru, la Gran Barrera posiblemente en la zona de Cairns y Kangaroo. Un viaje básico recoge Sydney Uluru y la Gran Barrera. Pero quien conoce Kangaroo, no la olvida jamás. Ya es parte de tu vida. Es algo inexplicable. Es uno de los “must see” más evidentes que he conocido en mi vida. Yo también añadiría Melbourne, pues francamente, me enamoró. Después vendría Kakadoo. Y posteriormente, alguna otra zona de la gran barrera, como por ejemplo el grupo de islas Whitsunday, como Hamilton o Hayman. Auténticas maravillas.